No
hay que negar la fuerza que desprenden las obras de Leonardo, admiradas tanto
por su belleza como por sus significados ocultos. Son muchas las opiniones, más
bien personales, que se han dicho del mural de Milán: concretamente quiero
destacar ahora esa parte en forma de «V», de la que se han hecho dispares
deducciones, el símbolo de lo femenino, una «M» de Magdalena, un espacio donde
falta otro personaje como el apóstol número 13..., y algunas otras deducciones.
En
mis estudios descarto cualquiera de las que se han
hecho, pero creo que, en verdad, lo
que marca la columna es la mitad. Si observamos los dos puntos que se
encuentran en ambos lados de la columna divisoria, realizando dos trasparencias
como en procesos anteriores y colocándolas juntas, una en sentido contrario a
la otra, llegando hasta el punto en que la columna se convierte en el eje
central, el resultado es sorprendente:
Judas
recoge las monedas de Jesús. En Juan 13:29 leemos: «Algunos pensaron que, como
Judas tenía la bolsa, le decía Jesús: «Compra lo que necesitamos para la
fiesta» o que diese algo para los pobres». Pero no es todo: las miradas se
cruzan entre sí mirándose el uno al otro. Y, sobre todo, hay un estudio de
manos de Leonardo que representa esa misma acción.
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