Si observamos el mural, vemos doce apóstoles, Jesús y... varios enigmas. Leonardo quería transmitir con estas imágenes algo muy diferente de lo que apreciamos aquí, o, como él mismo diría: «la mejor manera de esconder algo es dejarlo a la vista».
¿Por qué no dio importancia a los apóstoles
negándoles el nimbo, como también al propio Jesús? ¿Por qué no dejó referencias
claras sobre ninguno de ellos? En las figuras hay un parecido entre la segunda
de la izquierda (según miramos el mural) y la figura central, el propio Jesús.
Aunque estas comparaciones no aportan dudas sólidas,
¿qué pensarías si mostramos un personaje más en la representación? Es de entender
que no iban a aceptar La última cena con 14 figuras... Por esto no tuvo otra
opción más que esconderlo…
Para comenzar, centrémonos en estas tres figuras
situadas en la parte izquierda, concretamente en unas manos, la que sujeta el
puñal y la supuesta mano amenazante que, por lo visto, pertenece a la figura de
San Pedro.
©Juan Luis Díaz Díaz
Si
observamos esta figura, siguiendo el recorrido de su brazo, la mano no acaba en
el puñal sino en la muñeca de otra que sí empuña el cuchillo: si seguimos de
derecha a izquierda, al puñal con su mano le sigue un puño con otra tonalidad y
una porción del antebrazo de la mano que sujeta el puñal. Esas manos pertenecen
a otra figura cuyo cuerpo no está visible en el mural.
©Juan Luis Díaz Díaz
Además,
en la mano que se encuentra frente a la figura de Juan, fijémonos en el dedo
índice: es el único que está recto, los demás están un poco cerrados, lo cual
nos indica que lo que está haciendo es señalar, en concreto, hacia la parte
central.
©Juan Luis Díaz Díaz
Es
decir, que la mano del puñal y la mano que señala son de la misma figura que se
encuentra detrás de la acción, tapada por los dos personajes situados delante.
La mano que agarra la muñeca del puñal está sujetando también el antebrazo de
la mano que señala, lo que no está visible, y es por eso que tiene esa forma
tan forzada y curvada. Es importante señalar que, para afirmar esto, me baso en
los estudios y bocetos de Leonardo, más claros a la hora de buscar información,
dado que en ellos están mejor reflejados sus enigmas y secretos.
Así, y siguiendo con la figura invisible, fijémonos en la imagen de abajo y su posición, en concreto en
su mano izquierda —la que señala en lo alto— y en su mano derecha —la del puñal—, fijémonos en la altura y en la forma, incluso en su inclinación:Juan Luis Díaz.
©Juan Luis Díaz Díaz
Anuncio
de la traición: Dicho esto, se turbó Jesús en su espíritu, y, demostrándolo, dijo: ‘En verdad, en
verdad os digo que uno de vosotros me entregará’. Se miraban los discípulos
unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de ellos, el amado de Jesús,
estaba recostado en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señal diciéndole: ‘Pregúntale
de quién habla’. El que estaba reclinado sobre el pecho de Jesús le dijo:
’Señor, ¿quién es?’» [Juan (13:21,25)].
Uno de ellos, el amado de
Jesús, que no podía ser otro que Juan, ya que, si separamos las imágenes de
Juan y la de Jesús, doblamos ambas por la mitad y las enfrentamos, se unirán
sus cuerpos y sus ropajes, se entrelazarán entre sí, consiguiendo de esta
manera que la cabeza de Juan quede apoyada en el pecho de Jesús.
©Juan Luis Díaz Díaz Registro: 357-09* Imágenes obtenidas del libro: Leonardo Da Vinci. Obra pictórica completa y obra gráfica. Ed. Taschen